CRÓNICA DE TARAZONA

CRÓNICA ANACRÓNICA DEL FELIZ VIAGE QUE LOS MESNADEROS DE ACHA FIZIERON POR LAS TIERRAS DEL MONS CAYO, DE LOS MUCHOS LUGARES QUE EN ÉL VISITARON ET DE LAS GRANDES MARAVILLAS A LAS QUE ASSISTIERON

Contada, por prima vez en aquesta taberna, por el Cronista Maior de la Hueste Fidelis Regi dom Enrique de Çaragoça, que a él assistió de incógnito sin sospechar sus companneros de la presencia de sus cálamos et que mucho disfrutó tanto dél como de la su compaña...

JORNADA ÚNICA

"Non nobis, Domine, non nobis, sed Nomine tuo da gloriam"

Y, pues, heme aquí mis queridos amigos e camaradas de mil algaradas et eventos por todo lo largo destos parajes de la Corona de Aragón para narraros, como la memoria e pluma de un buen escribano debe, las peripecias que una mal contada media docena de guerreros e un par de bellas damas vivieron el passado día de san Rufo Mártir, 28 de noviembre deste año de 1209, por las tierras turiasonenses. Mas se preguntarán vuesas senyorías el cómo y el por qué de la presencia del orondo escribano de la Hueste Regia entre mercenarios de otra mesnada -aunque sea buena amiga de los Ricoshombres aragoneses, cosa que non tienen privilegio de dezir todas- por lo que bueno será desentrañar el misterio, que no es tal como verán muy de seguido quienes esta crónica tengan la deferencia de leer.

Es, así, el caso que desde esta alegre taberna surgió la llamada de la aventura para visitar unos muy bellos parajes deste reino de nuestros amores, et como la compañía era agradable et la propuesta decente e muy bien discurrida, non tuvo el escribano objeción en secundalla, mas si un espaldarazo más necesitase la proposición, vino éste de la mano de donna Pilar, por buen nombre llamada Thoser, que siendo tan bella dama, e tan cultivada e inteligente, e tan amable e simpática como es, bastó el solo fecho de venir de su mano la invitación que ningún otro aval precisó mi ánimo para aceptalla, y assí, acompañado de buenos camaradas et de tan excelsa senyora, dispusímonos todos a viajar a las tierras del Queiles y del Mons Caius, por visitar los lugares de la vieja Turiasu, de la enigmática villa de Trasmoz et del monasterio cisterciense de Berola , que todos ellos merescen una visita si de conoscer y amar aún más nuestra tierra se trata, como era el caso.

Aproximábase la hora de tercia quando ya el escribano alcançaba la escalera del Paraninfo de la Universidad de Çaragoça, en la Plaza de Basilio Paraíso, do había sentado citación la senyora donna Thoser e donde encontré a no poca copia de gentes que con nosotros habían de venir e de las que luego fablaré más por lo menudo. Tuve el placer de saludar, poco a poco como fueron llegando, a los mesnaderos de ACHA que iban a seer mis companneros de viage. E ya me disculparán vuesas senyorías si a alguno me dexo, pues es la mesnada de ACHA amplia e nutrida a maravilla e mi memoria para los nombres anda flaca a estas alturas en lo que a Acheros se refiere, pese a lo cual aventuraré que alla se hallaban don Ximeno Marco de Zelaya, don Agón de Montañana con la su dama donna Carmen, don Naule, el inefable e magnífico aprendiz de escribano don Celestino Carrecedo, el sennor don Rais (que éste non estaba en Çaragoça, pero a quien trobamos más tarde en Taraçona), et un par más cuyos nombres agora non recuerdo, pero que en juntándonos e saludándonos todos, viendo el escribano la talla de sus companneros et la de don Ximeno e la mía propia, me dió por pensar que parescíamos ambos dos hobbits entre elfos, tal era la altura e gallardía de los mesnaderos. Mas como a toda i non le ha de faltar el punto, consideré que -a falta de algún punto más- estaba equilibrada la proporción.

Saludamos con grande alegría a donna Pilar, que enseguida fizo su aparición con ayre ocupado e armada de pliegos e papeles do estaban anotados los asistentes, de modo que en cuanto comprobó nuestra filiación e pertenencia a la tripulación del enorme carromato que a Taraçona había de llevarnos, subimos a él no sin antes esperar a que lo fiziera el resto del personal asistente, que era el viage programado para más gentes y tal parescía que en su interior íbanse a repartir lamines por la cara, pues muy por las bravas començaron a subir al carromato el resto de viageros para disgusto de donna Pilar, que antes de permitillo debía comprobar sus nombres en la lista que la bella dama consultaba en sus manos.

Subimos, pues, por fín los mesnaderos muy contentos et ocupamos los últimos asientos del dito carromato, como si fuésemos adolescentes díscolos en excursión de padres Salesianos, y así entre bromas e los primeros chascarrillos partió la expedición hacia el Mons Cayus apenas veinte minutos después de la hora de tercia. Y ya en ese primer momento consideramos los mesnaderos cuál habría de ser el verdadero destino de la expeditio, pues mirando bien por lo menudo a las gentes que con nosotros venían calculamos por lo alto que entre treinta cabezas apenas debían juntar docena y media de dientes propios, tanta era la edad media de los asistentes, así que don Celestino Carrecedo, don Naule, don Ximeno e yo mismo dimos en sospechar que nos dirigíamos a Torremolinos o Benidorm, destinos más apropiados e usuales en las excursiones del Inserso et las propiciadas por la Tarjeta Oro de la Ibercaja que en las programadas para aguerridos soldados de mesnada, cosa que comentamos en voz queda e que dió lugar a risas sin cuento mientras por las ventanas del carromato veíamos quedar atrás el casar de Çaragoça tomando el camino hacia Turiaso.

A todo esto, por la parte de delante del carromato donna Pilar rescibió también su bautismo de anécdotas (e nunca mejor dicho), pues apenas senatada en su asiento notó la dama una especie de suspiro húmedo en su cuello, cosa que la fizo sospechar que alguna de las ancianas senyoras sentadas tras ella quería vacilarle aspergiéndola con bálsamos e perfumes, mas como la operación se repitió varias veces andaba la bella Thoser algo mosqueada... hasta descubrir que quien tales suspiros perfumados emitía era el ambientador del carromato, que periódicamente soltaba un chifletazo de olorosa fragancia que apuntaba directamente al cuello de la dama, lo cual nos contó ella misma entre risas al llegar a nuestro destino.

Y assí, escuxando músicas en los teléfonos móviles, comentando gracietas (como el termo de café que don Ximeno llevaba lleno de agua, para nuestro disgusto) e riendo chascarrillos varios a mandíbula batiente, alcançó el carromato las calles de la vieja Turiaso et descendimos todos del en una fermosa plaça cabe el Ayuntamiento para començar la visita de la noble villa, cosa que haremos en el siguiente pergamino...

(CONTINUATIO)

Baxamos, pues, a la plaça e trobamos en ella muy de seguido al caballero Rais, que se unió a nuestro grupo tras saludarnos a todos muy alegremente, e como disponíamos de un poco de tiempo y dos de nuestros companneros eran duchos en la juerga e lugares de reposo turiasonenses, mientras el cortejo de abuelitos abarrotaba una cercana taberna con su presencia los mesnaderos fuiimos al casino de la villa, do hallamos un fondaco apenas ocupado por una docena de parroquianos con los quales nos desaynamos muy complidamente con unos cafés e torreznos (quienes podían proballos, que yo ando a partir de agora a dieta de lamines), quedando saciados a maravilla e dispuestos a pasear por Tarazona con buen ánimo e tripas acomodadas.

Dirixímonos tras aquesto a la plaça de antes, por juntarnos con la senectud, e de ahí a poco vínose a nosotros la dama que habría de seer nuestra guía en Turiaso, y que era senyora de unas cuarenta primaveras, muy buena moça e dicharachera, a quien el escribano conoscía de otras visitas a la villa, con la cual nos encaminamos hacia la Casa del Concejo, que es un hermoso palacio con imágenes esculpidas en su fachada representando a Herakles y Caco en diversas actitudes, assí como un muy hermoso friso que muestra la imagen de la entrada del emperador don Carlos I en Bolonia acompañado por cientos de menudas figuras muy bien labradas a maravilla, todo lo cual nos fue explicado por la guía muy diestramente e con gran aprovexamiento. Narró también la excelsa senyora una historia de una fiesta con lançamiento de tomates a una figura que llaman "Cipotegato", que en Taraçona es costumbre e tradición, de modo que hay en la mesma plaza del Ayuntamiento una escultura en bronce que lo representa e que me dexó boquiabierto, pues jamás habría imaginado el escribano que el cipote de un gato pudiera seer tan grande, pero siendo las costumbres del vulgo tan excéntricas e poco afines a la fineza e la bonhomía de un Ricohombre de Aragón, acepté sin más reflexiones el hecho de que todos los años, el día 27 de agosto, los turiasonenses majan a tomatazos las partes nobles de un animal tan poca cosa como es el gato... ellos sabrán por qué motivo, que a mí se me da un haba.

Subimos tras esto por una cuesta que llaman en la villa "Calle de los Ayres", y que es entrada a la Judería de Tarazona. Entrada bien estrecha e angosta, según nos explicó la guía, porque en ella sólo debían caber dos hombres puestos los braços en jarras, esto es una anchura de cuatro codos, lo que me fizo reflexionar en voz alta que si los hombres eran fornidos como yo mesmo, mucho me temo que en cuatro codos íbamos a entrar uno e medio como mucho, lo qual fizo reir grandemente a la concurrencia sobre todo cuando expliqué que en el pasillo de mi mansión en Çaragoça mi madre e yo non podíamos coincidir por faltar espacio o sobrar humanidad concentrada, debiéndonos meter ella o yo en el cuarto de aliviarse si queríamos atravesar el pasillo cómodamente, lo que fizo reír todavía más a los presentes, cosa que estuvo muy bien porque es sabido que reírse de uno mismo con los demás es plato de buen gusto que alivia el cansancio e templa los ánimos.

Atravesamos así la Judería de Turiaso, que es bello e interesante barrio en grado sumo, con sus calles estrechas e sus casas muy lindamente pintadas en açul e color asalmonado, con sus patios interiores e callizos llegando assí a las llamadas "Casas Colgadas", que son unas que están fechas en rejola frente al palacio del Arzobispo e que parecen colgar a maravilla sobre las cabezas de los transeúntes, de ahí su curioso nombre, sin que hasta agora háyase desplomado ninguna dellas malogrando a un viandante, Dios non lo quiera, gracias a la firmeza de sus cimientos de roca arenisca. Tras ello entramos en los sótanos del palacio arzobispal, do vimos una expositio de materiales hallados en excavaciones del mismo, assí como una reproducción del friso del emperador Carlos en su entrada en Bolonia, que antes comenté, et merqué a una daifa que allí estaba un muy hermoso libro con imáxenes de Turiaso muy bien pintadas, fecho lo qual salímonos todos a la calle para continuar la visita.

Fue assí como subimos la cuesta que llevaba a la iglesia de Santa María Magdalena, que es románica, la más antigua de la villa e que señorea desde las alturas el noble casar turiasonense, de modo que desde ella puede contemplrase el mismo para deleite de la vista del visitante. Y estando allí passamos luego al interior del Palacio Arzobispal, que frente a la Magdalena se halla, e visitamos en él el patio y la llamada Sala de los Obispos, que es una muy amplia e lucida, e señorial, ornada en sus paredes por pinturas al fresco de los muchos arzobispos que Turiaso ha tenido, pintados por un gran maestro italiano llamado Pietro Morone, et allí explicónos la dama que nos guiaba por los entresijos de la Historia y el Arte de Taraçona que en tal Sala tuvieron lugar las Cortes de Taraçona del anyo 1592, en las cuales el hideputa de Felipe II, rey de las España a quien Dios diese mala muerte, ultimó los Fueros de Aragón e ratificó la desaparición de su Justicia, dexando al reyno en paños menores en lo que a privilegios forales e idiosincrasia propia se refiere, mas no hay mal que por bien non venga, que cuatrocientos años más tarde los mismos aragoneses repusieron la figura del Justicia de Aragón en aquella misma sala, haciéndole un buen corte de mangas en las narices al rey Felipe, cuyos podridos güesos en El Escorial espero que se hayan removido incómodos al notallo, el malparido, e non digo más que me pierde la sangre aragonesa que corre por mis venas...

Tras dexar la Sala de los Obispos et el Palacio Arzobispal entramos en la iglesia de la Magdalena no sin antes encontrar en su puerta un pasquín en el que figuraba la palabra "Fidelisimo", de modo que non pude menos que tapar con mis manos el "-imo" de la misma para que restase la palabra "Fidelis", que es nombre de mesnada tan gallarda, tan notable, tan excelsa e tan reconocida que non necesita presentación alguna. E siendo un FIDELIS entre tantas ACHAS, pedí a uno dellos que me fotografiara en tal actitud, cosa que fizo el sennor don Agón de Montañana con premura...

Fecha la tonterida, passamos todos al interior de la bella iglesia, que es notable edificación con tres naves y un retaulo maior muy hermoso narrando la vida de Sancta María Magdalena, fecho también por ese Pietro Morone que antes dige, que debió ganar sus buenos dineros en Taraçona pues tanto e tan bien trabaxó en la villa. E allá en la iglesia explicónos la guía la hestoria de San Atilano, que fue un caballero turiasonense que renegó de Dios e huyó de su ciudad a Tierra Santa no sin antes arrojar un anillo al río e jurar que non volvería a ajuntar a Nuestro Señor hasta que non hallare de nuevo el anillo. E diz la hestoria que regresó a Turiaso San Atilano pobre e menesteroso, e que viéndolo en tantos trabajos un transeúnte le regaló un pez, et al mordello encontró el santo el mesmo anillo que dos años atrás arrojase al río, lo cual fue tomado por gran milagro y el santo decidió retomar la senda del Bien y abrazar la Fe de Cristo. Una curiosa hestoria que me fizo pensar que el tal San Atilano, habiendo perdido e hallado un anillo en las aguas como por milagro, non era otro que Gollum y su tessorooo, de modo que como ven vuesas senyorías non hay nada nuevo bajo el sol y el tal Tolkien, que escribió la historia del Señor de los Anillos con grande provexo, non fizo otra cosa que inspirarse en la de San Atilano de Turiaso y eso es todo... Para que aluego nos vengan contando milongas.

Mas antes de dexar la iglesia de Santa María Magdalena he de dezir que tuvo vuestro escribano un ataque agudo de ganas de miccionar, e non habiendo lugar donde hacello fuesse el cronista a fazer una descubierta, hallando en una capilla tras una puertecica un pasillo e unos excusados ocultos do pudo aliviarse a plazer e con grande priesa, pues ante el temor de que se cerrase el portillo con llave (que ya se sabe cómo es la Iglesia para cerrar puertas y lugares secretos) meé con tanta premura como si ante un telón a punto de abrirse delante de mil espectadores estuviera. Aliviado de mis pesares, pues, salí por donde había entrado y me uní a mis compañeros por contionuar la visita que, dixo sea de paso, tocaba casi a su fin.

Baxamos de la iglesia de nuevo al río Queiles e visitamos luego la Plaça de Toros Vieja de Taraçona, que es coso muy digno de verse con su forma octogonal e sus cuatro casas por cada lado del octógono, do nos explicaron que los duennos alquilaban los sus balcones a las gentes que querían veer la corrida de turno, e salimos por la puerta grande como toreadores de renombre e de allí nos fuimos al corral de comedias de la villa, do nos despedimos de la guía con grande grita de aplausos por su buen fazer en nuestra compañía, e donde pudimos visitar unas salas dedicadas a unos comediantes llamados Paco Martínez Soria e Raquel Meller, mas como mi ánimo andaba ya un poco traspuesto de tantos pasos e patadas e non me apetecía conoscer la vida destos dos que digo, salíme del lugar para acercarme a una posada próxima donde mis companneros se refrescaban de tanta caminata e compartí con ellos unos espìrituosos antes de dirigirnos al carromato que nos llevaría a la fonda en la que nos esperaba el merescido yantar, que contaré a vuesas senyorías en el siguiente e último destos pergaminos.

Muy completa su cronica, sr. Monfort.
un saludo

Ay, qué bonitas letras nos ofrece Monfort, mas aún no pudiendo leerlas, me han sido recitadas por el pequeño de mis sobrinos, para deleite de todos los que aquí estamos esperando los primeros fríos de diciembre, por estas tierras parameras de los Montes Torozos.

Unas palabras, Maese Monfort, que alegran los nuestros corazones en este primer domingo de adviento.

Ay, San Atilano bendito, rebusca por el Queiles, te lo ruego, y en uno de esos pescados que te significan, encuentra unos ojos sanos. sin oscuridad y libres de pecado.

Ay, Santa Maria Magdalena, la penitente, la de las lágrimas de rocío, haz, por favor, que nos volvamos a juntar en tan buena companyia.

San Lázaro, el hambriento, en ofrenda te presentamos los riquísimos platos que tan bien disfrutaron nuestros sentidos, no siendo merecedores de ello.

Por favor San Cristóbal, aúpanos en tu espalda y danos fuerza para subir una y otra vez las cuestas, que con tanto gusto, andamos por las villas de Tarazona y Trasmoz.

Qué los Santos guarden por mucho tiempo a doña Pylar y a todas las buenas gentes que tanto disfrutamos ayer, festividad de San Andrés y San Urbano.

(CONTINUATIO)

Llegamos a la fonda que dezía anteriormente e dispusímonos a disfrutar del yantar que nos estaba destinado y que era un arroz caldoso con setas (del qual repetí plato por estar realmente delicioso) y de segunda vianda el estofado de ternasco de mis amores, que ya saben vuesas senyorías de mi debilidad por el ternasco de Aragón, que solo me faz falta escribir una Oda al Ternasco para demostrar que soy fiel y definitivo devoto de su Cofradía. Traxéronnos por postre un exquisito sorbete de limón e con ello, de non seer que los camareros (¡que por algo se llaman así, mal rayo los parta!) tuvieron por mala sangre servir la messa do nos sentábamos don Ximeno Marco de Zelaya e yo mesmo con otros dos companneros en último lugar, non habrían bastantes cármenes en el mundo para cantar la perfección e sabrosura de una tan espléndida e bien digerida e aprovexada pitanza.

Aprovexé la ocasión para aproximarme a la mesa de donna Pilar e cambiar con ella unas palabras de agradescimiento, que apenas pudimos cruzar un par dellas en toido el viage por hallarse la pobre dama tan entregada a sus trabaxos de organizadora y es momento de agradecelle muy por lo menudo sus desvelos e preocupaciones por el bienestar de quantos a Taraçona fuimos e lo mucho que lo disfrutamos merced a su impecable trabaxo e dedicatio, e de allí passamos todos a la cafetería do tomamos unos cafés como sobremesa, antes de marchar a nuestro siguiente destino que non era otro que la aldehuela de Trasmoz...

Llegamos allá en pocos minutos, una hora después de nona, et descubrí que la tal aldea es lugar de misterio e magia -¡Dios nos libre dello!- do en tiempos pasados acostumbraban las bruxas a celebrar allí sus aquelarres, pues en lo alto de la misma se yergue un castiello de no mala factura aunque hoy semiderruido, et hacia él nos subimos non sin que nuestros ancianos acompañantes decidiesen por su cuenta iniciar el ascenso sin consultar a Dios ni al Diablo, ni mucho menos a donna Pilar, de modo que equivocaron el camino a pesar de las gritas que el sennor Rais dispensó al abuelerío que tan independientemente hacía de su capa un sayo, obligando a donna Thoser a subir con ellos e bajallos de nuevo endereçándoles la senda, motivo por el cual llegamos a la cima de la colina do se hallaba el castiello m,ás tarde de lo que debiéramos. Hallamos en él un recinto exterior al que se accedía por una puerta cerrada con candado, tras la qual entrábase a una liza que daba paso a la torre del homenage, dentro de la cual había cuatro pisos unidos por unas escaleras tan empinadas que a punto estuvo el escribano de perder el pie e facilitar la bajada a quantos por delante del iban, cosa que pudo evitarse gracias a Dios. En las salas de la torre disponíanse objetos de la vida cotidiana hallados en las excavaciones del castiello, assí como unas armaduras extrannas que dezían pertenecer a "samuráis", cosa que non entiendo qué pueda ser e que ninguno de los allí presentes acertábamos a imaginar qué pintaban chinos en una torre aragonesa del sieglo de don Pedro el Ceremonioso, tras lo qual descendimos de nuevo a la planta baxa e salimos del castiello con premura pues la daifa que lo cuidaba estaba pronta a cerrallo.

Pugnaba el sol por ocultarse cuando en la baxada al carromato topamos con una casilla que dezía seer Museo de la Bruxería de Trasmoz, et entramos en ella con cierto temor porque non somos los mesnaderos aragoneses gentes que gusten de conxuros e pociones, mas tratábase únicamente de una pequeña expositio de objetos e imáxenes bruxeriles sin mayor peligro para nuestros cuerpos e almas, de modo que vimos allá sapos e culebras en sazón, e patas de escuerzo, et escobas puestas boca arriba como si quisieran echarnos del lugar nada más entrar en él, mas de todo ello nos burlamos e añun al salir tuve la idea de mercar para mi sobrinica Raquel una bruxita muy maja que allí vendían y que me costó seis euros jaqueses, a más de dos monedas falsas de las que en el castiello antaño se acuñaban, que dirán vuesas mercedes que es tontuna e falta de sesso comprar monedas falsas por más valor del que poseen, pero ya saben mis senyores que el ánimo del hombre es extranno e muchas veces faze cosas fuera de raçón, assí que tampoco hay por qué hablar más dello.

E ya con cierta premura descendimos las cuestas de la aldea e montamos de nuevo en el carromato por dirigirnos al último de nuestros destinos, que non era otro que el Monasterio de Santa María de Veruela o Berola, e permítanme vuesas señorías que me extienda un poco en él pues que tantos recuerdos me trae del cenobio de Sigena en el que me crié y en el que agora profeso como monge cillerero. Es Veruela un paraje evocador e bello a maravilla do se alza uno de los más fermosos monasterios desta nuestra tierra aragonesa. Primero de los que la Orden de San Bernardo fundó en la Corona, posee Veruela una iglesia de tal magnitud e perfección que es envidia de la Cristiandad toda, con tres naves cubiertas de cruceta e girola con capiellas radiales muy bien dispuestas, que anduve explicándole todo aquello a la sennora donna Carmen mientras el guía peroraba con su sonsonete monótono al resto de la tropa, de modo que donna Carmen deleitóse con las palabras deste viejo monge hospitalario que le explicaba cómo el silencio de la oración se hace grito de alabanza ante Dios Nuestro Señor entre las límpidas y perfectas bóvedas de crucería, entre los pilares desnudos de ornamento fútil pero cubiertos de Fe verdadera, entre las arquerías del claustro en la quietud de un atardecer del otoño tardío o bajo los nervios de la Sala Capitular, do tuve la humorada de ocupar brevemente el sitial del abad mientras mis companneros me miraban divertidos e me fazían algunas de esas fotografías del demonio que non tardarán en fazer apàrición en aquesta taberna, como presumo.

Paseamos, assí, por el bellísimo monasterio cisterciano descubriendo la maravilla de sus encantos, ya sea en la cilla (tan familiar para mi monjil condición), en el scriptorium (do tome el lugar de uno de los viejos monjes redactando e iluminando un invisible manuscrito) o en el refectorio, do puse en práctica mis dotes para el canto, uniéndoseme en la canción una duenna de más de sesenta primaveras, otoñal e rechoncha, que me preguntó por mi vida e milagros en tal modo que, de non seer porque non me había fecho yo propósito ni ilusiones de intimar con muger alguna en aqueste viage, bien pudiera decirse que había ligado cacho, aunque en verdad bien viejuno y amojamado anque también amable, Dios me libre de ofender a la buena señora que tanto se interesaba por aqueste escribano de ración.

E poco más queda por contar. Antes de partir de Berola, passamos por un Museo del Vino que en el monasterio hase adereçado por mejor vender los ricos caldos del campo de Borja, del cual disfrutamos la visita grandemente (a dezir verdad, mejor de lo que imaxinaba, pues la creía más tediosa de lo que luego fue), et merqué en la secretaría del monasterio unos libros e pergaminos de muy buena factura antes de subir por última vez al carromato e acomodarme con mis compañeros en los asientos del mismo, iniciándose el viage de regreso a Çaragoça mas esta vez sin la compañía de donna Pilar, que era turiasonense et en Turiaso iba a quedarse, de la qual nos despedimos dando sinceras gracias por sus muchos desvelos e su grande simpatía para con todos.

Fue el regreso tan fluido e sin peripecias como la ida, salvedad hecha de mis companneros de ACHA, que non se muy bien si su edad pasa de los quinze, pues tuviéronme frito todo el camino lanzándose papelitos entrellos de modo que estando el escribano en medio comióse más de uno de los lanzados entre Agón de Montañana et el joven Naule (a lo que pude vislumbrar) que aprovexaron que el carromato había apagado sus luces para liarla parda a mojicones, cosa que al parecer deriva de una cierta guerra de anacardos que en algún momento habían sostenido en tiempos passados los miembros de ACHA et que ellos mejor que yo os sabrán explicar.

Y eso fue todo. Llegamos a Çaragoça en el mismo punto que habíamos comenzado la aventura, nos despedimos unos de otros hasta la próxima (que sin duda será muy pronto) e tomé mis bártulos de regreso a mi casa, dexando atrás una grata, divertida e sin duda repetible experiencia donde e cuando donna Pilar tenga a bien convocarnos.

En el castillo de Zufaria, a veinte e nueve días de nobiembre del anyo de Gracia de 1209, festividad de San Saturnino de Tolosa.

Enrique de Çaragoça
Cronista Maior de Fidelis Regi

Bueno, pues ya está, ya tenéis la primera crónica escrita por Enrique de Çaragoça para ACHA.... Espero que os guste.

Muchísimas gracias por vuestras palabras Monfort! aunque no sé si tantas alabanzas son merecidas...

Con tu permiso, por supuesto, presentaré tu crónica con el informe del viaje.

Un saludo! y de nuevo mil gracias

Sin problemas...

Lo único es que a lo mejor se mosquean con lo de los "viejunos", pero tampoco he sido muy grosero ¿no?

Que va! el toque de humor gustará.

Joder, y perdón por usar palabras feas, pero la crónica es una maravilla.

Viva, viva e incluso bravo!!!

thoser escribió:

Muchísimas gracias por vuestras palabras Monfort! aunque no sé si tantas alabanzas son merecidas...

Desde luego que son merecidas, Pilar. Los que hemos organizado alguna vez una excursión sabemos las dificultades, los problemas y los sinsabores que conlleva. Sólo quiero decirte que el mérito de que todo saliera tan bien y que lo pasásemos todos tan estupendamente es tuyo, y como sé que el agradecimiento siempre es bien recibido no puedo menos que darte las gracias -en lo que a mi persona se refiere- por tus desvelos y tus preocupaciones y animarte a que sigas haciendo tu trabajo tan bien como demostraste en esta salida cultural.

Un beso, reina...

que me saltais las lagrimillas Monfort!

Muchas gracias, de verdad, con ánimos así mañana mismo nos volvíamos a ir...

Como siempre no me queda más que alabar las magnificas crónicas de nuestro gran compañero y amigo maese Monfort. Tambien me gustaria agradecer la crónica tan temprana y la magnifica paciencia que demostró ante la gran batalla "papelil " de mis compañeros de mesnada. Muchas gracias por tan grata compañia y como siempre por las risas que compartimos juntos.

Tranquilo, Ramón, que yo he participado en excursiones acompañando a auténticos demonios de Tasmania que me han puesto de los nervios. Unos angelicos, a su lado, fueron mis compañeros de excursión esta vez. A pesar de los papelicos...

Pues envidia me dais que tiene pinta de haber estado bien la tal excursion. Pero no se puede acudir a todo, y tocaba embalar libros...

Y don Enrique de Zaragoza, no se meta tanto con la buena Isabel de Portugal, que no tiene culpa de los desmanes de su medio-teutonico hijo.

Hombre, con parirlo hizo suficiente...

Por cierto, Pilar, que ya me contarás si les ha gustado a tus jefes la crónica...

(El ego del artitta, ya sabes... jejeje)

Okis, no te preocupes que estos se lo toman con tranquilidad... aún no sé seguro los días que tengo de vacaciones...

Y qué te parecería, Monfort, si te digo que les gustaría colgarla en la web de la comarca??

Madre mía a mi consejero le ha encantado!

Pues qué me va a parecer... ¡Que me acabo de engordar dos kilos!

(metafóricamente, ojo)

Pues me alegro muchísimo, por supuesto...

¿Sabes ya si han colgado la crónica en la web..? La estoy mirando ahora, pero no parece haber nada...

Una vez más,maese he de alabar su gran maestría......No había visto el tema......Pero insisto,una gran crónica......

No, aún no... a ver si pasan estos días de agobio y vamos más relajadicos...

No te preocupes que cuando eso te aviso y lo celebramos como es debe... je je

Vale, ya me dirás... Y nos tomaremos una cerveza, pero no virtual, eh...

Las cosas de palacio van despacio... más vale tarde que nunca!

Va por Enrique!!

http://www.tarazonayelmoncayo.es/rutas.asp

¡Hey! Muchísimas gracias por la gestión, Pilar. Me encanta...

En Teruel te invito a esa cerveza que tenemos pendiente

¡¡Viva!! e incluso, ¡¡bravo!!