Hace una semana que estamos de vuelta de este magnifico encuentro, pero hasta ahora no he tenido tiempo de escribir nada. Bueno, mejor tarde que nunca je,je,je:
Lo primero, como siempre, son los agradecimientos:
Me gustaría comenzar por el grupo anfitrión, Las huestes de Medinayarca, grupo que se dejó la piel en que todo saliera bien, en que todos estuviésemos a gusto, en que no faltase nada de nada. En especial, dentro de estos grandes amigos, un gran saludo a Andreu y al caballero Cid, por sus inmejorables atenciones.
Otro agradecimiento seria para Medieval Cercos, sin los cuales esto no hubiera sido posible.
Al señor Antonio Borrel, instigador de esta gran familia en la que se ha convertido el evento de Baldomar durante ya cinco años.
Y como no, a las gentes de Baldomar, por su trato inmejorable y por la ilusión con la que año tras año organizan e impulsan este evento.
Seguro que me dejo a mucha gente en el tintero, pero para todo el mundo, participante u organizador, enhorabuena y un GRACIAS, con mayúsculas por hacerme venir un año mas a casa con un gran sabor de boca.
El Viaje:
Llegamos el viernes para la cena, tras montar la tienda y mesas, saludar a nuestros amigos nos dirigimos a nuestros aposentos a cambiar nuestros ropajes, dejando atrás el colorido siglo XXI.
Disfrutamos de unas, magníficas espinacas para cenar (que aunque “lo verde” no sea mucho de mi devoción, hay que reconocer que estaban deliciosas). Tras cenar marchamos al fuego a compartir licores y cháchara hasta bien entrada la madrugada.
El sábado madrugamos, pues a las 9 de la mañana se nos obsequio con un abundante yantar que nuestros cansados cuerpos agradecieron hasta la saciedad.
Posteriormente nos dirigimos a participar en varias actividades lúdicas, como tiro de Hachas (que no Achas) , cuchillos, azagayas, y herraduras. Intentamos tirar de la cuerda, pero el ímpetu de los mesnaderos allí reunidos rompió la soga y nuestras nalgas se encontraron con el duro suelo.
A las 13:00 nos reunimos en “El country” para comenzar un desfile junto a las tropas del lugar. Tras un incesante subir y bajar de interminables cuestas, llegamos a la plaza, donde asistimos a la abdicación de los sarracenos ante el señor Arnau Mir de Tost, pasando las llaves de esta magnifica villa ante las manos de las tropas allí presentes.
Posteriormente, a las 14:30 disfrutamos de otra maravillosa comida en compañía de nuestros compañeros y amigos recreacionista.
Nuestros cuerpos descansaron un poco con la merecida siesta medieval y tras la reunión de capitanes y la dura revista de armamento y protecciones, nos dirigimos a la batalla. Andanadas de flechas comenzaron la algarada, dando paso a varios encontronazos de las huestes. Tras ver que tantas almas desaparecían bajo el yugo de los aceros, los capitanes decidieron dejar el futuro de la villa en manos de sus mejores guerreros. Quien iba a pensar que el mismo que aquí os habla perecería en dicho duelo, pero no bajo el filo del Bracamante de mi temible adversario, sino que mi final fue dado por la afanosa Gaia, que hizo que el suelo cediese bajo mis pies y tropezase, dando lugar a una dolorosa torcedura que aun hoy se resiente bajo mis escarpines.
La defensa de Baldomar fue exitosa y conseguimos repeler el ataque manteniendo el lugar invicto.
Ya por la noche, encendimos nuestras antorchas dirigiéndonos a disfrutar de una opípara cena amenizada por bellas danzarinas y un mago extensamente conocido por nosotros, un gran saludo Al-Saturno, siempre consigues sonsacarnos grandes carcajadas. En el intermedio de dicha cena, antes del postre, nuestros grandes amigos La compañía del Norte y nuestro grupo A.C.H.A, realizamos un didáctico recorrido por la historia de las protecciones y armamentos ofensivos de los siglos XII, XIV y XV para el publico asistente. Allí dimos también la bienvenida al nuevo grupo de recreación local “Arnau Mir de Tost” a quien aprovecho para desearles lo mejor y mostrarles nuestro mas sincero apoyo.
Luego como no, noche + hipocras caliente + juegos populares, otra noche para recordar, sobretodo para nuestro compañero Rodrigañez de Alcanfor que casi no puede abandonar las letrinas tras el ataque de nuestros mesnaderos.
El domingo amaneció un poco revuelto, pues nuestros cuerpos acusaban el desgaste sufrido por los excesos de la noche anterior.
A las 9:00 disfrutamos de otro gran desayuno medieval. Nos dirigimos a los jardines para comprobar la pericia de los arqueros allí asistentes. Nuestro paladín don Naule, llego a las semifinales, pero la diosa fortuna quiso que errase aun conociendo de sobras su gran pericia con las aceradas flechas. El ganador fue el artífice del artefacto que en varias ocasiones vimos actuar, el trabuquete de Ciutadilla.
Tras una demostración de esgrima en el mismo lugar nuestros pasos siguieron el olor de la ternera guisada, disfrutando por ultima vez en este maravilloso evento de los deliciosos yantares preparados por Medieval Cercos y como no, de Al-Saturno y dos virtuosos juglares que arrancaron una interminable ovación del publico asistente.
En los postres, asistimos a un emotivo acto en cual agradecimos mutuamente la asistencia entre todos los participantes, recibiendo varios presentes que casi consiguen forzar unas lagrimas del freire emocionado que aquí os escribe.
Así finalizaron estas inolvidables jornadas, dejándonos ganas a todos los asistentes de que el próximo año se adelante, permitiendonos disfrutar de nuevo de otro Baldomar.