La armadura de placas (como la llamaban tradicionalmente) aparece en el siglo XIV, a finales de siglo formaba el arnés blanco o armadura de unta en blanco, el arnés que cualquier caballero hubiera querido. Una armadura podía llegar a tener más de doscientas cincuenta piezas con un peso de unos 30 Kilogramos. Aunque dichas piezas no tenían siempre un nombre preciso, podemos enumerar algunas de las partes más comunes de una armadura (o armadura de placas como tradicionalmente se llamaban):
- El casco y semejantes, para proteger la parte superior de la cabeza.
- Algunas veces el casco llevaba visera o celada para cubrir el rostro, pudiendo ser abatible.
- La babera o barbote para la protección de la boca, barbilla, y mandíbulas.
- La gola que servía para cubrir el cuello. El gorgal o gorguera en la parte alta del pecho, incluyendo la garganta y la espalda, llegando a sustituir a la gola.
- La cubrenuca para cubrir la zona que va del cuello a los hombros.
- EL lámete o yelmo, que es un casco pero cerrado. EL yelmo estaba formado por: la cimera (para decorar, situada en la zona más alta), la celada( para resguardar la cabeza), y el collar (adorno, toda la circunferencia inferior del yelmo) Solía ser la pieza más cara, ya que era la encargada de proteger una de las zonas más importantes: La cabeza
- La ventalle, que era la pieza móvil situada al lado de la visera, y que cerraba la parte anterior del lámete.
- El alpartaz de malla, que cubría el cuello pero dejándole movilidad.
- El ristre, era el hierro del peto del armadura que servía para afianzar la lanza.
- El peto para cubrir el pecho.
- El espaldar para cubrir la espalda.
- El volante o falda por la cintura y caderas.
- Las escarcelas que llegaban algo más abajo que el anterior, que se anudaban a la falda.
- Los escarcelones, especie de escarcelas pero mas grandes, que se prolongaban con articulaciones hasta las rodillas.
- El guardarrenes, o prolongaciones del espaldar más desarrollados que servían para proteger la región lumbar.
- La pancera para el vientre y estómago, hecha de malla.
- La bragadura, para proteger la zona de la entrepierna.
- La culera, para los glúteos, también fabricada de malla.
- Las hombreras, que cubrían los omóplatos (en ocasiones éstas también cubrían la parte delantera, sustituyendo a las bufas) en el hombro.
- Los guardabrazos, para proteger la parte superior del brazo.
- Las sobaqueras, para resguardar la parte delantera y trasera de las axilas.
- Los codales, para cubrir el codo.
- Los brazales, pata cubrir el brazo y el antebrazo.
- Los cangrejos, para la parte opuesta del codo o sangría del brazo.
- Las manoplas, lúas, guanteles, manteles o mandiletes, con piezas móviles para cada dedo, que protegían las manos, y las muñecas.
- Las bufas, para proteger la zona de la clavícula.
- Los quijotes o musleras, para la protección de los muslos.
- Las rodilleras, protegiendo las rodillas, que iba acompañado casi siempre por unos abanicos por la parte de fuera de las rodillas, para cubrirlas de los golpes laterales.
- Las grebas para la zona baja de las piernas, en ocasiones llevaban medias grebas articuladas que protegían la parte inferior de las rodillas.
- Los grebones, para proteger las pantorrillas.
- Escarpes o escarpines, que tenían el fin de resguardar el empeine, también se usaban zapatos herrados para proteger los pies.
- La tarja o tarjeta, era un escudo que iba en la zona superior izquierda del peto, con el emblema del caballero.
La primera pieza que debía colocarse un caballero al ponerse una armadura medieval era la cota de armas que es un jubón acolchado con refuerzos de cuero y malla que protegen las zonas expuestas por la armadura, luego la crespina acolchada y el almofar de mallas bajo el yelmo. Después de la cota de armas se ponía el gorjal. A este se le unían la coraza o peto y los guardabrazos. La zona de las piernas se comenzaba a montar por las rodillas. Las piezas se iban sujetando entre ellas por medio de correas, ganchos y tuercas . Al finalizar de montar toda la armadura, su peso final era de unos 30 ó 40 Kg., e incluso más. A causa de esto el caballero no podía moverse con toda la libertad posible, este caballero dispondria de una gran protección, pero de un movimiento muy limitado. Para montar toda la armadura el caballero necesitaba de un escudero que le ayudara a vestirse y desvestirse, y a colocarse en el caballo. Éstos además de ser sus compañeros asiduos eran sus sirvientes, y les limpiaban la armadura y las armas y custodiaban sus bienes y pertenencias, e incluso llegaban a dormir en su puerta como guardián. También les curaban las heridas, y en el caso de que el caballero muriera ellos eran los encargados de hacerles un entierro apropiado.
En el siglo XV se dio la época de mayor auge de las armaduras de combate, a esta se le llamó armadura gótica, con zonas lisas y bastante brillo, y con sugerentes curvas y decorados, pero sin exageración, sólo en los bordes. Los petos, cascos y guardas de los brazos, y las piernas tenían zonas con hendiduras y estrías, mientras que la zona de los dedos de los pies se realizaban muy anchas. Las armaduras de esta época son unas de las más grandiosas, y aunque se realizaban para combatir, nunca se hicieron unas armaduras tan espléndidas. Durante este siglo el caballero iba armado completamente, totalmente envuelto en la armadura.
No podríamos hablar de todo esto sino hubieran existido los armeros, las personas que realizaban el trabajo de crear las armaduras. Este oficio viene de años atrás, y tuvo mucha importancia en el Imperio Romano. Muchas familias completas se dedicaban a esta ocupación. Lo primero que se realizaba en el proceso de elaboración de las armaduras era la forja, después se pulían, se ensamblaban las piezas y se colocaban las correas, los forros y los rellenos, y en el caso de que lo llevara se grababa el escudo o emblema y se adornaban, algunas de ellas con oro. El grabado era la forma más tradicional de ataviar el metal, era un proceso complicado y trabajoso. También podríamos hablar de la heráldica, eran unas insignias o blasones que servían para distinguir a los caballeros en el campo de batalla.
Cada noble tenía su propio blasón, y lo estampaba en el escudo, el abrigo o en su bandera. Cada insignia era única e individual. Así pues con las insignias los combatientes podían distinguir a los enemigos.
El uso de la armadura medieval fue cayendo en declive, ya que con el invento de la pólvora la armadura dejaba de tener la utilidad por la que se había creado, para los combates cuerpo a cuerpo, lo cual deja de hacerse con este nuevo invento, donde se guardan las distancias. La pólvora fue descubierta en el siglo XI en China, pero la usaban únicamente para fuegos artificiales o similares. Los europeos fueron los que descubrieron y desarrollaron usos más destructivos. A principios del siglo XIV apareció la primera arma de pólvora, esta era un cañón que proyectaba lanzas, posteriormente se empezaron ha utilizar balas de piedra y de hierro.
Algunos sitios interesantes donde podemos ver algunas de estas armaduras son: en la Armería Real de Madrid, en el Museo del Ejército de París, en la Torre de Londres, en Nueva York, o en el Museo de Arte Histórico de Viena.
Se podrían mencionar algunas anécdotas sobre las armaduras por ejemplo que cuando un caballero con armadura se quería subir al caballo se necesitaba una grúa, ya que el caballero no podía subirse por si solo. Una armadura pesaba como mínimo unos 35 Kilogramos, aunque podía variar mucho ya que se podían colocar más de una armadura, una encima de la otra, se dice que en algunos casos caballeros murieron por infartos o embolias, aunque también tendría que ver la alimentación tomada antes de la batalla. También habría que destacar que estos caballos eran entrenados de una forma especial, solían ser más fuertes y ágiles de lo normal, pero que por el peso que tenían que soportar su movilidad era también más reducida.